As this newspaper reported yesterday, the Oxford-AstraZeneca Covid-19 vaccine has been branded “defective” in a multi-million pound landmark legal action which will suggest that claims over its efficacy were “vastly overstated”. The pharmaceutical giant is being sued in a test case by Jamie Scott, a father-of-two who suffered a significant permanent brain injury, and by the widower and two young children of 35-year-old Alpa Tailor. Both damages claims relate to VITT, the condition that killed Lisa Shaw. AstraZeneca says that the vaccine “has continuously been shown to have an acceptable safety profile” and that “regulators around the world consistently state that the benefits of vaccination outweigh the risks of extremely rare potential side-effects.” In the months after her death, Gareth, who was “dealing with grief while you’re trying to parent” didn’t have the emotional energy for a legal battle. “I was in the Coroner’s Court in Newcastle when the coroner said there is no doubt Lisa died because of the AstraZeneca jab and the pathologist said the same and the doctor told Lisa while she was still conscious that the Covid jab had done this to her. It’s like they don’t want there to be any written record that they admitted guilt.” I must admit there is a strong sense of, “There but for the grace of God go I” when I hear Gareth talking about his wife. I also had the AstraZeneca jab (twice) because, like Lisa, I wanted to reassure my elderly mother and hug her after over a year apart. We were all given the impression that the jab could prevent both infection and transmission (why else would they make it mandatory for care home workers?) It sounded brilliant. But the legal claim states, “the absolute risk reduction concerning Covid-19 prevention was only 1.2 per cent”. “Lisa thought getting the jab was the right thing to do as everybody did,” Gareth recalls, “The Government kept saying it was safe and effective. We didn’t know there were other countries that were withdrawing the AstraZeneca.”

Como informó ayer este periódico, la vacuna Oxford-AstraZeneca Covid-19 ha sido tildada de “defectuosa” en una acción legal histórica de varios millones de libras que sugerirá que las afirmaciones sobre su eficacia fueron “muy exageradas”. El gigante farmacéutico está siendo demandado en un caso de prueba por Jamie Scott, padre de dos hijos que sufrió una importante lesión cerebral permanente, y por el viudo y dos hijos pequeños de Alpa Tailor, de 35 años. Ambas reclamaciones por daños y perjuicios se relacionan con VITT, la condición que mató a Lisa Shaw. AstraZeneca dice que la vacuna "ha demostrado continuamente que tiene un perfil de seguridad aceptable" y que "los reguladores de todo el mundo afirman constantemente que los beneficios de la vacunación superan los riesgos de posibles efectos secundarios extremadamente raros". En los meses posteriores a su muerte, Gareth, que estaba “lidiando con el dolor mientras intentaba ser padre”, no tenía la energía emocional para una batalla legal. “Estaba en el tribunal forense de Newcastle cuando el forense dijo que no hay duda de que Lisa murió debido a la vacuna de AstraZeneca y el patólogo dijo lo mismo y el médico le dijo a Lisa, mientras aún estaba consciente, que la vacuna de Covid le había causado esto.Es como si no quisieran que quede ningún registro escrito de que admitieron su culpabilidad”. Debo admitir que hay una fuerte sensación de "Allí, si no fuera por la gracia de Dios, iré" cuando escucho a Gareth hablar de su esposa. También recibí la vacuna de AstraZeneca (dos veces) porque, al igual que Lisa, quería tranquilizar a mi anciana madre y abrazarla después de más de un año de separación. A todos nos dio la impresión de que la vacuna podría prevenir tanto la infección como la transmisión (¿por qué si no la harían obligatoria para los trabajadores de residencias de ancianos?). Sonaba brillante. Pero la demanda legal afirma que "la reducción absoluta del riesgo en relación con la prevención de Covid-19 fue sólo del 1,2 por ciento". “Lisa pensó que vacunarse era lo correcto, como todos”, recuerda Gareth. “El gobierno seguía diciendo que era seguro y eficaz. No sabíamos que había otros países que estaban retirando AstraZeneca”.