Dilan Yesilgöz, a 46-year-old Turkish-born former refugee and the leader of the conservative VVD, was expected to win the election and become the Netherlands’ first female prime minister. The “pitbull in high heels” made her name as a hardline justice minister. She promised to crack down on migration and limit asylum seekers’ family reunification rights. She did not rule out forming a coalition with Wilders at the start of the campaign, as her predecessor had in previous votes, and it was this decision, her critics say, that transformed him from political pariah to potential prime minister after 15 per cent of VVD voters switched to Wilders, costing the ruling party 10 seats. It also condemned her to third place in the three-way election race with 24 seats, one behind Frans Timmermans, the former European Commission vice-president. The latter quit as the EU’s climate chief to fight a Project Fear-style campaign in which he warned he was the Left’s only hope to prevent a Right-wing coalition. He now expects to take his alliance of Left-wing and Green parties into opposition. But forming a government could prove to be an uphill struggle for the divisive Wilders, even though he has promised to put his manifesto pledges to ban the Koran and close mosques “in the fridge” to tempt potential coalition allies. This new, more moderate version of the populist, who travels everywhere with bodygards after decades of anti-Islam rhetoric, was swiftly nicknamed ‘Geert Milders’. Those Right-wing parties willing to throw their lot in with his Freedom Party have warned a Nexit referendum is a non-starter – the Netherlands, after all, is surrounded by EU members and uses the single currency. In a survey in January, support for Nexit fell 8.4 percentage points to 13 per cent, compared with 2016-2017. Net trust in the EU – the share of Dutch residents saying they tend to trust the institution minus the share of those who tend not to trust it – has been in Brussels’ favour since early 2017.

Se esperaba que Dilan Yesilgöz, ex refugiada turca de 46 años y líder del conservador VVD, ganara las elecciones y se convirtiera en la primera mujer primera ministra de los Países Bajos. La “pitbull con tacones altos” se hizo famosa como ministra de Justicia de línea dura. Prometió tomar medidas enérgicas contra la migración y limitar los derechos de reunificación familiar de los solicitantes de asilo. No descartó formar una coalición con Wilders al comienzo de la campaña, como lo había hecho su predecesor en votaciones anteriores, y fue esta decisión, dicen sus críticos, la que lo transformó de un paria político a un potencial primer ministro después del 15 por ciento de las elecciones. Los votantes del VVD se inclinaron por Wilders, lo que le costó al partido gobernante 10 escaños. También la condenó al tercer puesto en la carrera electoral a tres bandas, con 24 escaños, uno detrás de Frans Timmermans, ex vicepresidente de la Comisión Europea. Este último renunció como jefe climático de la UE para luchar en una campaña al estilo del Proyecto Miedo en la que advirtió que era la única esperanza de la izquierda para evitar una coalición de derecha. Ahora espera llevar a la oposición su alianza de partidos de izquierda y verdes. Pero formar un gobierno podría resultar una lucha cuesta arriba para el divisivo Wilders, a pesar de que ha prometido guardar las promesas de su manifiesto de prohibir el Corán y cerrar mezquitas “en el refrigerador” para tentar a posibles aliados de la coalición.Esta nueva versión, más moderada del populista, que viaja a todas partes con guardaespaldas tras décadas de retórica antiislam, rápidamente fue apodada “Geert Milders”. Aquellos partidos de derecha dispuestos a unirse a su Partido de la Libertad han advertido que un referéndum sobre el Nexit no es una posibilidad: después de todo, los Países Bajos están rodeados de miembros de la UE y utilizan la moneda única. En una encuesta realizada en enero, el apoyo a Nexit cayó 8,4 puntos porcentuales hasta el 13 por ciento, en comparación con 2016-2017. La confianza neta en la UE (la proporción de residentes holandeses que dicen que tienden a confiar en la institución menos la proporción de aquellos que tienden a no confiar en ella) ha estado a favor de Bruselas desde principios de 2017.