The incumbent Law and Justice party was aiming for a third successive term in October and the EU looked on nervously as Polish voters headed to the polls. The last years were punctuated by clashes with the European Commission over the rule of law, migration and a crackdown on gay rights. EU funding to Poland had been frozen and Morawiecki had called a referendum on the EU’s migrant-relocation plan to run alongside the vote. In fact, the only thing Warsaw and Brussels seemed to agree on was a tough line against Putin and support for Ukraine. Opposing Law and Justice was Donald Tusk, the former European Council president, who stood on a pro-EU platform. Tusk, a centre-Right politician, claimed victory in what was seen as the most pivotal election since the fall of communism. Law and Justice had the highest share of the vote, at 36.8 per cent, and will be the biggest party in the 460-seat lower house of the Polish parliament, but it did not have enough for a majority, while Tusk’s coalition does. In the background, far-Right parties secured their largest seat share in decades, claiming 7.4 per cent of the house. Law and Justice remain in power for now, until they admit defeat in their quest for coalition allies, but will be a force in the European elections next year. Hungary Law and Justice’s closest ally in its battles with Brussels is Viktor Orban’s Hungary, which has locked horns with the Commission over a crackdown on gay rights and media freedom. The EU has withheld billions of euros in funding to Budapest because of its concerns over Hungarian backsliding on the rule of law. The overwhelming success of the Fidesz–KDNP Party Alliance, with Orban as its frontman, is key to the record high 70.9 per cent hold hard-Right parties currently have on the country’s National Assembly. Orban rails ceaselessly against the failures of EU migration policy. He demands Brussels pays for a controversial fence he has built on the border with Serbia. Hungary was sued in the European Court of Justice by Brussels for breaking EU laws on asylum and refuses point blank to take in any asylum seekers. “Many people in Western Europe would give half their lives if they could have a country without illegal migrants again,” Orban said after Wilders won in the Netherlands. Hungary is, like Poland, hugely dependent on EU funding and has ruled out leaving the bloc. Orban, who won a fourth consecutive term last year, is relishing the prospect of the European elections after he was effectively thrown out of the pro-EU centre-Right group in the parliament. He has appointed Judit Varga, his “woke warrior” justice minister, to take the fight to a parliament which has been scathing of Orban’s government.

El actual partido Ley y Justicia aspiraba a un tercer mandato consecutivo en octubre y la UE observó con nerviosismo cómo los votantes polacos se dirigían a las urnas. Los últimos años estuvieron marcados por enfrentamientos con la Comisión Europea por el estado de derecho, la migración y la represión de los derechos de los homosexuales. La financiación de la UE a Polonia había sido congelada y Morawiecki había convocado un referéndum sobre el plan de reubicación de inmigrantes de la UE para que se celebrara junto con la votación. De hecho, lo único en lo que Varsovia y Bruselas parecían estar de acuerdo era en una línea dura contra Putin y el apoyo a Ucrania. En oposición a Ley y Justicia estaba Donald Tusk, ex presidente del Consejo Europeo, que defendía una plataforma pro UE. Tusk, un político de centro derecha, reclamó la victoria en lo que se consideró la elección más crucial desde la caída del comunismo. Ley y Justicia obtuvo la mayor proporción de votos, con un 36,8 por ciento, y será el partido más grande en la cámara baja de 460 escaños del parlamento polaco, pero no tuvo suficiente para obtener una mayoría, mientras que la coalición de Tusk sí la tiene. En el fondo, los partidos de extrema derecha consiguieron su mayor porcentaje de escaños en décadas, con el 7,4 por ciento de la cámara. Ley y Justicia seguirán en el poder por ahora, hasta que admitan la derrota en su búsqueda de aliados para la coalición, pero serán una fuerza en las elecciones europeas del próximo año.Hungría El aliado más cercano de Ley y Justicia en sus batallas con Bruselas es la Hungría de Viktor Orban, que se ha enfrentado a la Comisión por la represión de los derechos de los homosexuales y la libertad de prensa. La UE ha retenido miles de millones de euros en financiación para Budapest debido a su preocupación por el retroceso húngaro en el Estado de derecho. El éxito abrumador de la Alianza de Partidos Fidesz-KDNP, con Orban como líder, es clave para el récord del 70,9 por ciento de participación que los partidos de extrema derecha tienen actualmente en la Asamblea Nacional del país. Orban critica incesantemente los fracasos de la política migratoria de la UE. Exige que Bruselas pague por una controvertida valla que ha construido en la frontera con Serbia. Hungría fue demandada ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas por Bruselas por violar las leyes de la UE sobre asilo y se niega rotundamente a acoger a solicitantes de asilo. “Muchas personas en Europa occidental darían la mitad de sus vidas si pudieran volver a tener un país sin inmigrantes ilegales”, dijo Orban después de que Wilders ganara en Holanda. Hungría, al igual que Polonia, depende enormemente de la financiación de la UE y ha descartado abandonar el bloque. Orban, que ganó un cuarto mandato consecutivo el año pasado, disfruta de la perspectiva de las elecciones europeas después de haber sido efectivamente expulsado del grupo de centroderecha pro UE en el parlamento.Ha designado a Judit Varga, su ministra de Justicia “guerrera despierta”, para llevar la lucha a un parlamento que ha sido mordaz con el gobierno de Orban.