On Milei’s election, he was dismissed as a madman who would be removed from office within a matter of months, if not weeks. In proving that narrative wrong, he would show that even after the short-lived catastrophe of the Liz Truss government, free market reforms are far from impossible. So how is he en route to deliver such a massive shock to the stale economic orthodoxy? Fundamentally, he got three big calls right. First, even without a majority in parliament, he has been ruthless. Whole government departments have been closed down overnight, regardless of the immediate consequences. The Ministry of Culture was axed, so was the anti-discrimination agency, and the state-owned news service. Only last month, he unveiled plans to fire another 70,000 state employees. Milei hasn’t attempted to cut gradually, to control budgets, or to ease people out with early retirement, or hiring freezes. Instead, he has, as promised, taken a ‘chainsaw’ to the machinery of the state, yielding huge savings in the process. Next, he has been bold. The president massively devalued the peso on day one, taking the financial hit upfront, and then tore up rent controls, price restrictions and state subsidies. He pared back workers’ rights, reducing maternity leave and severance compensation, and allowed companies to fire workers who went on strike. He ripped away fuel subsidies, even though it meant a temporary spike in inflation. Sure, there has been some short-term pain, but the results are now becoming evident.

Tras la elección de Milei, lo desestimaron como un loco que sería destituido de su cargo en cuestión de meses, si no semanas. Al demostrar que esa narrativa es errónea, demostraría que incluso después de la breve catástrofe del gobierno de Liz Truss, las reformas de libre mercado están lejos de ser imposibles. Entonces, ¿cómo va camino de causar un shock tan masivo a la rancia ortodoxia económica? Fundamentalmente, acertó en tres decisiones importantes. Primero, incluso sin una mayoría en el parlamento, ha sido despiadado. Se han cerrado departamentos gubernamentales enteros de la noche a la mañana, independientemente de las consecuencias inmediatas. El Ministerio de Cultura fue despedido, al igual que la agencia contra la discriminación y el servicio de noticias estatal. Apenas el mes pasado, reveló planes para despedir a otros 70.000 empleados estatales. Milei no ha intentado realizar recortes graduales, controlar los presupuestos, facilitar la salida de la gente mediante jubilaciones anticipadas o congelar las contrataciones. En cambio, como prometió, ha aplicado una “motosierra” a la maquinaria del Estado, generando enormes ahorros en el proceso. A continuación, ha sido audaz. El presidente devaluó masivamente el peso el primer día, asumiendo el golpe financiero por adelantado, y luego rompió los controles de alquileres, las restricciones de precios y los subsidios estatales. Recortó los derechos de los trabajadores, redujo la licencia de maternidad y las indemnizaciones por despido, y permitió a las empresas despedir a los trabajadores que se declaraban en huelga.Eliminó los subsidios al combustible, a pesar de que eso significó un aumento temporal de la inflación. Claro, ha habido algunos dolores a corto plazo, pero los resultados ahora se están volviendo evidentes.