The 200 or so owners of Fisker cars in Britain now face a daunting future. If the all-important software updates stop, they will potentially be left in possession of a car, once worth tens of thousands of pounds, that risks becoming undriveable. Like most modern electric cars, Fisker vehicles rely on an internal computer system to run the car. Whereas broken parts can usually be fixed at a local garage, any operational bugs can only be solved via software updates from the company itself – much like a smartphone. Immediately after the company went under, a group of around 40 volunteer owners, known as the Fisker Owners Association (FOA), banded together to help establish service centres with the ability to diagnose and fix software issues. Comprising software developers, coders and ex-Fisker technicians, the FOA is now working alongside American Lease, which recently bought Fisker’s remaining inventory and struck a $2.5m (£2m) five-year deal to access vehicle data in the cloud, to keep the cars on the road. While American Lease has custodianship over the software and its updates, the unpaid members of the FOA have essentially assumed the role of Fisker’s service team. But it’s far from a long-term solution. José De Bardi, who runs the European arm of the FOA, says although the plan is to eventually gain enough trust to have full control over the cloud, the future beyond American Lease’s five-year deal is uncertain.

Los aproximadamente 200 propietarios de automóviles Fisker en Gran Bretaña se enfrentan ahora a un futuro desalentador. Si las importantes actualizaciones de software se detienen, potencialmente se quedarán en posesión de un automóvil, que alguna vez valió decenas de miles de libras, y que corre el riesgo de volverse imposible de conducir. Como la mayoría de los coches eléctricos modernos, los vehículos Fisker dependen de un sistema informático interno para hacer funcionar el coche. Mientras que las piezas rotas normalmente se pueden reparar en un taller local, cualquier error operativo solo se puede solucionar mediante actualizaciones de software de la propia empresa, de forma muy parecida a un teléfono inteligente. Inmediatamente después de la quiebra de la empresa, un grupo de alrededor de 40 propietarios voluntarios, conocido como Fisker Owners Association (FOA), se unieron para ayudar a establecer centros de servicio con capacidad para diagnosticar y solucionar problemas de software. La FOA, compuesta por desarrolladores de software, codificadores y ex técnicos de Fisker, está trabajando ahora junto con American Lease, que recientemente compró el inventario restante de Fisker y cerró un acuerdo de cinco años por 2,5 millones de dólares para acceder a los datos de los vehículos en la nube, para mantener la coches en la carretera. Si bien American Lease tiene la custodia del software y sus actualizaciones, los miembros no remunerados de la FOA esencialmente han asumido el papel del equipo de servicio de Fisker. Pero está lejos de ser una solución a largo plazo.José De Bardi, que dirige el brazo europeo de la FOA, dice que aunque el plan es eventualmente ganar suficiente confianza para tener control total sobre la nube, el futuro más allá del acuerdo de cinco años de American Lease es incierto.