Long before returning the car, Jorgensen’s wife had refused to drive it after experiencing similar braking issues to Mulligan, where the car had unexpectedly started rolling backwards on a hill. However, Jorgensen says that the difficulty he encountered in insuring the car also forced him to call it a day. “Although my insurance wasn’t due, I put the registration into comparison sites – and no one would insure it,” he says. “I would have had to go through some specialist insurer in the future because I couldn’t go through the normal channels.” Mulligan wants to see the introduction of more stringent policies from the top down that protect buyers of electric cars. “There needs to be a fit for purpose certificate that means whatever you advertise that car for does what it says. If it doesn’t do that, then you’re not allowed to sell it. “It’s almost like the medical industry. You have to go through all these tests, checks and balances. Only then are you allowed to actually sell it on the open market,” he says. “When you’ve got something where the brakes could fail, you need that guarantee in place.” Jorgensen agrees that there should be a “stamp of approval”, perhaps issued by a government body that has thoroughly tested the car and approved it for use on UK roads. Then, if the vehicle falls short, early adopters have a government-backed claim they can take to a financial ombudsman for reimbursement. That’s not to say every Fisker owner has had such a torrid time. Darren Talbot has owned an Ocean since January without any hiccups, and is confident that the FOA’s “work in the background” will help keep the cars on the roads. He believes that it is an “absolutely wonderful” vehicle after the most recent software updates, but admits the car was probably released on to the market too early. The heavily discounted values of Fisker Oceans are also continuing to attract new buyers – despite the obvious risks. One recent buyer, who preferred not to be named, said the low purchase cost alongside the FOA’s intervention provided him with enough confidence to acquire the car. Yet De Bardi at the FOA acknowledges that the potential for electric cars to run into problems isn’t unique to Fisker; rather, it is baked into the very nature of the market itself. “This is absolutely a landmark case over connected vehicles and their lifetime and what happens when they’re no longer supported,” he says. Fisker Inc was approached for comment.

Mucho antes de devolver el automóvil, la esposa de Jorgensen se había negado a conducirlo después de experimentar problemas de frenado similares a los de Mulligan, donde inesperadamente el automóvil comenzó a rodar hacia atrás en una colina. Sin embargo, Jorgensen dice que la dificultad que encontró para asegurar el auto también lo obligó a dar por terminado el trabajo. "Aunque no me correspondía el seguro, puse el registro en sitios de comparación y nadie quiso asegurarlo", afirma. “En el futuro habría tenido que recurrir a alguna aseguradora especializada porque no podía hacerlo por los canales habituales”. Mulligan quiere que se introduzcan políticas más estrictas desde arriba hacia abajo que protejan a los compradores de coches eléctricos. “Es necesario que exista un certificado de idoneidad que indique que cualquier cosa que anuncien ese automóvil hace lo que dice. Si no lo hace, no podrá venderlo. “Es casi como la industria médica. Tienes que pasar por todas estas pruebas, controles y equilibrios. Sólo entonces se puede vender realmente en el mercado abierto”, afirma. "Cuando tienes algo donde los frenos podrían fallar, necesitas esa garantía". Jorgensen está de acuerdo en que debería haber un “sello de aprobación”, quizás emitido por un organismo gubernamental que haya probado exhaustivamente el automóvil y aprobado su uso en las carreteras del Reino Unido.Luego, si el vehículo no es suficiente, los primeros usuarios tienen un reclamo respaldado por el gobierno que pueden acudir a un defensor del pueblo financiero para obtener un reembolso. Eso no quiere decir que todos los propietarios de Fisker hayan pasado por momentos tan difíciles. Darren Talbot es propietario de un Ocean desde enero sin ningún contratiempo y confía en que el “trabajo en segundo plano” de la FOA ayudará a mantener los coches en las carreteras. Considera que es un vehículo "absolutamente maravilloso" después de las últimas actualizaciones de software, pero admite que probablemente el coche salió al mercado demasiado pronto. Los valores con grandes descuentos de Fisker Oceans también siguen atrayendo a nuevos compradores, a pesar de los riesgos evidentes. Un comprador reciente, que prefirió no ser identificado, dijo que el bajo costo de compra junto con la intervención de la FOA le dio suficiente confianza para adquirir el automóvil. Sin embargo, De Bardi, de la FOA, reconoce que el potencial de que los coches eléctricos tengan problemas no es exclusivo de Fisker; más bien, está integrado en la naturaleza misma del mercado mismo. "Este es un caso absolutamente histórico sobre los vehículos conectados y su vida útil y lo que sucede cuando ya no son compatibles", afirma. Se contactó a Fisker Inc para hacer comentarios.