The next day I received a phone call from one of them telling me that the investigation had been dropped. I was disappointed, because what I had hoped would happen was that I ended up in court, on a ‘hate crime’ charge, and my friends and colleagues would protest outside of the court and use it as a way to educate the public about this Orwellian state of affairs. Police have limited time to investigate actual crime, but are instead being tasked with ticking off the likes of me for daring to tweet that “trans women are NOT women” (or whatever the person in Holland had objected to). I was able to send the two officers packing, without their visit even spoiling my lunch. I know the law on these issues, and am well aware they had no chance in getting the Crown Prosecution Service to press charges. Nevertheless, I thought about the women who have lost jobs, been hounded out of college courses, friendship groups and university societies, as well as those who would have found it distressing to be threatened with a hate crime conviction for no good reason. A criminal record is a serious issue and can have a terrible effect on a person’s livelihood, reputation, and self-esteem. Police coming after those of us who do nothing more than speak the truth about gender madness and refuse to bend the knee to the crazy cultists, are doing a massive public disservice. Unless there is a very good reason not to, we must all publicly protest this terrible infringement of our human rights.

Al día siguiente recibí una llamada telefónica de uno de ellos diciéndome que la investigación había sido abandonada. Me sentí decepcionado, porque lo que esperaba que sucediera era que terminara en el tribunal, acusado de "crimen de odio", y mis amigos y colegas protestarían fuera del tribunal y lo usarían como una manera de educar al público sobre esto. Estado de cosas orwelliano. La policía tiene un tiempo limitado para investigar el crimen real, pero en cambio se le ha encomendado la tarea de molestar a personas como yo por atreverse a tuitear que “las mujeres trans NO son mujeres” (o lo que sea a lo que la persona en Holanda se haya opuesto). Pude despedir a los dos oficiales, sin que su visita arruinara siquiera mi almuerzo. Conozco la legislación sobre estas cuestiones y soy muy consciente de que no tuvieron ninguna posibilidad de lograr que la Fiscalía de la Corona presentara cargos. Sin embargo, pensé en las mujeres que perdieron sus empleos, fueron expulsadas de cursos universitarios, grupos de amistad y sociedades universitarias, así como en aquellas a quienes les habría resultado angustioso ser amenazadas con una condena por un delito de odio sin una buena razón. Los antecedentes penales son un problema grave y pueden tener un efecto terrible en el sustento, la reputación y la autoestima de una persona. La policía que persigue a aquellos de nosotros que no hacemos más que decir la verdad sobre la locura de género y nos negamos a doblar la rodilla ante los locos cultistas, está haciendo un flaco favor al público.A menos que haya una muy buena razón para no hacerlo, todos debemos protestar públicamente por esta terrible violación de nuestros derechos humanos.