Childless, Schreck had both a wife, Fanny, and a girlfriend, Anny Ondra, the star of Hitchcock’s Blackmail (1929), who was also married to the boxer Max Schmeling. This curious arrangement seemed to suit all parties, and wasn’t uncommon in the Weimar era, which was quite tolerant of polyamory. Schreck did continue to tread the boards as a jobbing actor. One night, he was standing in for his friend Will Dohm as the Grand Inquisitor in a production of Schiller’s Don Carlos, when he felt unwell and was sent to hospital, dying the following morning of a heart attack. No one knew, for many years, where he was buried. Schreck’s mother Pauline had died, it turned out, in 1934, and his urn was buried with her, in a heavily wooded area of Wilmersdorfer Waldfriedhof in Güterfelde, southwest of Berlin. Far more prominent is a whopping monument to Murnau right around the corner. A bust of the director’s head presides over the crypt, which has long been a pilgrimage site for cinephiles – and worse. Murnau’s skull was plundered from his grave in 2015, and has never been recovered.

Sin hijos, Schreck tenía esposa, Fanny, y novia, Anny Ondra, la estrella de Chantaje de Hitchcock (1929), que también estaba casada con el boxeador Max Schmeling. Este curioso arreglo parecía adaptarse a todas las partes y no era infrecuente en la era de Weimar, que era bastante tolerante con el poliamor. Schreck continuó pisando los tableros como actor laboral. Una noche, estaba reemplazando a su amigo Will Dohm como el Gran Inquisidor en una producción de Don Carlos de Schiller, cuando se sintió mal y fue enviado al hospital, muriendo a la mañana siguiente de un ataque al corazón. Durante muchos años nadie supo dónde fue enterrado. Resultó que la madre de Schreck, Pauline, había muerto en 1934, y su urna fue enterrada con ella, en una zona densamente boscosa de Wilmersdorfer Waldfriedhof en Güterfelde, al suroeste de Berlín. Mucho más destacado es el enorme monumento a Murnau que se encuentra a la vuelta de la esquina. Un busto de la cabeza del director preside la cripta, que durante mucho tiempo ha sido un lugar de peregrinación para cinéfilos (y cosas peores). El cráneo de Murnau fue saqueado de su tumba en 2015 y nunca ha sido recuperado.