A day that many Canadians have long waited for has finally arrived. The Great White North is getting ready to collectively say “good riddance” to the political disaster known as Justin Trudeau. Trudeau announced his resignation as leader of the Liberal Party of Canada on Monday. He’ll be staying on as Prime Minister, a role he’s held since Nov. 4, 2015, until his party has chosen a successor. He’s also prorogued Parliament until March 24, giving him a few extra weeks to agonisingly drag out his departure from the political scene. Some left-wing political writers and commentators are already attempting to shine a bright light on Trudeau’s bloodied carcass. They’ve made outrageous claims that he was a positive force for Canadian politics. That he was supposedly compassionate and caring to Canadians from walks of life. That his support for (largely) progressive causes like social justice, political correctness, Black Lives Matter, feminism and environmentalism made this country a better place. Don’t believe a single word of this rubbish. Trudeau was a national and international embarrassment to most Canadians. He tore apart the Canadian fabric like no other PM before him. He made this country poorer, weaker, angrier and less effective than at any other point and time in our history. His leadership was a farce from literally start to finish. To put bluntly, Trudeau will be remembered as Canada’s worst prime minister. Although there have been bad ones before him, they seem almost golden as compared to the silver-spooned scion of one of Canada’s longest serving prime ministers, Pierre Trudeau. Many Liberals have privately resigned themselves to the fact that their party will lose badly to Pierre Poilievre and the Conservatives when an election is called later this year. Nevertheless, there are a few Liberal MPs and party supporters hoping beyond hope that Trudeau’s departure will somehow rejuvenate their demolished political fortunes.

Finalmente ha llegado el día que muchos canadienses habían esperado durante mucho tiempo. El Gran Norte Blanco se está preparando para decir colectivamente “adiós” al desastre político conocido como Justin Trudeau. Trudeau anunció el lunes su dimisión como líder del Partido Liberal de Canadá. Permanecerá como Primer Ministro, cargo que ocupa desde el 4 de noviembre de 2015, hasta que su partido haya elegido un sucesor. También prorrogó el Parlamento hasta el 24 de marzo, lo que le dio unas semanas más para prolongar angustiosamente su salida de la escena política. Algunos escritores y comentaristas políticos de izquierda ya están intentando arrojar luz sobre el cadáver ensangrentado de Trudeau. Han hecho afirmaciones escandalosas de que él era una fuerza positiva para la política canadiense. Que supuestamente era compasivo y afectuoso con los canadienses de todos los ámbitos de la vida. Que su apoyo a causas (en gran medida) progresistas como la justicia social, la corrección política, Black Lives Matter, el feminismo y el ambientalismo hicieron de este país un lugar mejor. No creas ni una sola palabra de esta basura. Trudeau fue una vergüenza nacional e internacional para la mayoría de los canadienses. Destrozó el tejido canadiense como ningún otro primer ministro antes que él. Hizo a este país más pobre, más débil, más enojado y menos eficaz que en cualquier otro momento de nuestra historia. Su liderazgo fue una farsa literalmente de principio a fin.Para decirlo sin rodeos, Trudeau será recordado como el peor primer ministro de Canadá. Aunque ha habido otros malos antes que él, parecen casi dorados en comparación con el vástago de cuchara de plata de uno de los primeros ministros más antiguos de Canadá, Pierre Trudeau. Muchos liberales se han resignado en privado al hecho de que su partido perderá gravemente frente a Pierre Poilievre y los conservadores cuando se convoquen elecciones a finales de este año. Sin embargo, hay algunos parlamentarios liberales y partidarios del partido que esperan más allá de toda esperanza que la partida de Trudeau rejuvenezca de alguna manera sus demolidas fortunas políticas.