Those who hand out puberty blockers and cross-sex hormones to children with the promise that their mental distress can be fixed through being mutilated and medicalised may also believe themselves to be doing the right thing. For in the end, gender ideology is a belief system, a cult, a religion. It is entirely faith-based. Science and reality do not figure. Yet as this belief system starts to crumble, how do those who believed in it walk it back? They believed above all that they were the good people, that sex was a spectrum, not a binary. They believed that legitimising the fetishistic behaviour of middle-aged men was the new civil rights movement. That this group had little in common with ever-increasing numbers of deeply unhappy teenage girls who did not want to grow into adult women was obvious. Except to the cultist. Trans became an umbrella with its own language, and the righteous and the modern took it to be the one true faith. Stonewall spread this ideology. So did the BBC, The Guardian, most liberal media, the Labour Party, the Fawcett Society, the NHS, the “humanists”, the entire art world, and academia – in other words, the cultural elite. Those who dissented were Left-leaning, often gay women who had stood up to Section 28 and nursed gay men through the Aids crisis. Some had actually helped found Stonewall in the days when they were campaigning for equal rights (including marriage) for gay and lesbian people. But now we were the baddies, Nazis simply because we did not believe in the church of the gendered soul. On a good day I think the battle has been won. The Cass Review (the report by paediatric consultant Dr Hilary Cass into child gender services) changed things. The fiasco in Scotland, where biological males were put in women’s prisons and, in one case, ran a rape crisis centre, precipitated the downfall of the SNP. The withdrawal of key organisations such as the Civil Service, the Treasury, and the Home Office from Stonewall’s controversial Diversity Champions scheme started a snowball effect against Stonewall. Statistics show an exponential rise in young women wanting to de-transition. All of this matters.

Aquellos que entregan bloqueadores de la pubertad y hormonas entre el sexo a los niños con la promesa de que su angustia mental se puede solucionar mediante ser mutilada y medicalizada también pueden creer que están haciendo lo correcto. Al final, la ideología de género es un sistema de creencias, un culto, una religión. Está completamente basado en la fe. La ciencia y la realidad no figuran. Sin embargo, a medida que este sistema de creencias comienza a desmoronarse, ¿cómo los que creían en él lo devuelven? Creían sobre todo que eran las buenas personas, que el sexo era un espectro, no un binario. Creían que legitimar el comportamiento fetichista de los hombres de mediana edad era el nuevo movimiento de derechos civiles. Era obvio que este grupo tenía poco en común con un número cada vez mayor de adolescentes profundamente infelices que no querían convertirse en mujeres adultas. Excepto al cultista. Trans se convirtió en un paraguas con su propio idioma, y ​​el justo y el moderno lo consideraron la única fe verdadera. Stonewall extiende esta ideología. Lo mismo hizo la BBC, el Guardian, los medios más liberales, el Partido Laborista, la Sociedad Fawcett, el NHS, los "Humanistas", todo el mundo del arte y la academia, en otras palabras, la élite cultural. Aquellos que disintieron eran de izquierda, a menudo mujeres homosexuales que se habían enfrentado a la Sección 28 y cuidaron a los hombres homosexuales a través de la crisis del SIDA.Algunos habían ayudado a fundar Stonewall en los días en que estaban haciendo campaña por la igualdad de derechos (incluido el matrimonio) para los homosexuales y lesbianas. Pero ahora éramos los malos, nazis simplemente porque no creíamos en la iglesia del alma de género. En un buen día creo que la batalla ha sido ganada. La revisión de Cass (el informe del consultor pediátrico Dr. Hilary Cass a los servicios de género infantil) cambió las cosas. El fiasco en Escocia, donde los machos biológicos se pusieron en las cárceles de las mujeres y, en un caso, corrió un centro de crisis de violación, precipitó la caída del SNP. La retirada de organizaciones clave como el Servicio Civil, el Tesoro y el Ministerio del Interior del controvertido esquema de campeones de diversidad de Stonewall comenzaron un efecto de bola de nieve contra Stonewall. Las estadísticas muestran un aumento exponencial en mujeres jóvenes que desean deshidratar. Todo esto importa.