Sadly, though, cult members need to be fully deprogrammed, and the belief systems so embedded in our institutions – in our schools and hospitals – will take some time to root out. Anyone who thought that the Labour Party had come to its senses only needs to have watched last week’s fiasco at a meeting of the Women and Equalities select committee in the House of Commons. As they questioned “expert witnesses” as part of an inquiry into puberty blockers, it was clear that the group of cross-party MPs were still in thrall to gender ideology. Cass herself was not a witness: instead the expert witnesses were Prof Gary Butler, the clinical lead at the only NHS service (Gids) that prescribed blockers and another professor (Simona Giordano), who represents a group (WPATH) that provides “affirmative care” to children with gender distress. I wondered how Keira Bell, a brave detransitioner, felt sitting there as these experts insisted that no long-term harm can come from this approach. She lives with that harm every day. Could it be that the “good” people have been doing the wrong thing? Could it be that it is not Right-wing to want to protect the rights of women? Could it be that the answer to psychological distress is not to hack up the body or the brain? It should not have taken Donald Trump to declare that there are two sexes for everyone to breathe a sigh of relief. One of his other new executive orders, entitled Defending Women From Gender Ideology Extremism and Restoring Biological Truth to the Federal Government, promises to “end the government policy of trying to socially engineer race and gender into every aspect of public and private life”. For ordinary Americans this was always most visible in sport, where biological males were taking prizes from women. This is still being defended by the Democrats. They are still in deep denial. Those who have got their jollies discrediting “Terfs” (trans-exclusionary radical feminists) will simply find another cause. For their cause was always misogyny, a refusal to accept women saying no, and never actually about trans people at all.

Lamentablemente, sin embargo, los miembros del culto deben estar completamente desprogramados, y los sistemas de creencias tan integrados en nuestras instituciones, en nuestras escuelas y hospitales, tomarán algún tiempo para destacar. Cualquiera que pensara que el Partido Laborista había llegado a sus sentidos solo necesita haber visto el fiasco de la semana pasada en una reunión del Comité Selecto de Mujeres e Igualdad en la Cámara de los Comunes. Mientras cuestionaban a los "testigos expertos" como parte de una investigación sobre los bloqueadores de la pubertad, estaba claro que el grupo de parlamentarios de partidos cruzados todavía estaba esclavizado por la ideología de género. Cass misma no fue testigo: en cambio, los testigos expertos fueron el profesor Gary Butler, el líder clínico del único servicio del NHS (GID) que prescribió bloqueadores y otro profesor (Simona Giordano), que representa a un grupo (WPATH) que brinda "atención afirmativa "A los niños con angustia de género. Me preguntaba cómo Keira Bell, una valiente detransitionadora, se sentía sentada allí mientras estos expertos insistían en que ningún daño a largo plazo puede provenir de este enfoque. Ella vive con ese daño todos los días. ¿Podría ser que las personas "buenas" han estado haciendo lo incorrecto? ¿Podría ser que no es de derecha querer proteger los derechos de las mujeres? ¿Podría ser que la respuesta a la angustia psicológica no es piratear el cuerpo o el cerebro? No debería haber tomado Donald Trump declarar que hay dos sexos para que todos respiren un suspiro de alivio.Una de sus otras nuevas órdenes ejecutivas, tituladas que defienden a las mujeres del extremismo de la ideología de género y la restauración de la verdad biológica al gobierno federal, promete "poner fin a la política del gobierno de tratar de diseñar socialmente la raza y el género en todos los aspectos de la vida pública y privada". Para los estadounidenses comunes, esto siempre fue más visible en el deporte, donde los hombres biológicos estaban recibiendo premios de las mujeres. Esto todavía está siendo defendido por los demócratas. Todavía están en profunda negación. Aquellos que tienen sus Jollies desacreditando los "Terfs" (feministas radicales trans-exclusivos) simplemente encontrarán otra causa. Porque su causa siempre fue la misoginia, una negativa a aceptar a las mujeres que dicen que no, y nunca sobre las personas trans.