The days of the “No debate” are over. The pretence that sex can be changed is over. But still many of the great and the good are pumping out lies and disinformation. These people are science deniers. But strangely, they are the same folk who want us to believe the science on climate change. They cannot see the contradiction, because cult membership means self-IDing as a morally superior person. Few will admit they were wrong or misled. They will simply rewrite history. Just like those who sought to relieve the agonies of deeply depressed patients through an ice pick in their brains, they will say their experimental treatments did help some, that they were at the forefront of a new kind of medicine. Those who cheered this on will keep quiet while they scrabble in the dirt for the next civil rights battle. They picked the wrong one. It would take actual bravery to say this in public. Their silence is deafening.

Los días del "No debate" han terminado. La pretensión de que el sexo se puede cambiar ha terminado. Pero aún así muchos de los grandes y lo bueno están bombeando mentiras y desinformación. Estas personas son negadores de ciencias. Pero extrañamente, son la misma gente que quiere que creamos la ciencia sobre el cambio climático. No pueden ver la contradicción, porque la membresía del culto significa autointerpretación como una persona moralmente superior. Pocos admitirán que estaban equivocados o engañados. Simplemente reescribirán la historia. Al igual que aquellos que buscaron aliviar las agonías de los pacientes profundamente deprimidos a través de una selección de hielo en sus cerebros, dirán que sus tratamientos experimentales ayudaron a algunos, que estaban a la vanguardia de un nuevo tipo de medicina. Los que animaron esto se mantendrán en silencio mientras se apresuran a la tierra para la próxima batalla de derechos civiles. Eligieron el incorrecto. Se necesitaría valentía real para decir esto en público. Su silencio es ensordecedor.