What happened? When did we finally lose the plot? When did Britain decide to replace our experiment in democracy with a tyranny of the human rights lawyers? I didn’t see any of this in the Tory or Labour manifestos. The immigration tribunals may as well be trolling the public; their rulings are incendiary. Palestinians living in Gaza have been granted the right to live in the UK despite applying through an online scheme designed for Ukrainians. An Albanian criminal has escaped deportation in part because his son dislikes the “type of chicken nuggets that are available abroad”. A Pakistani previously jailed for child sex offences has been allowed to stay in the UK because it would be “unduly harsh” on his children. These UK decisions push the ECHR’s strictures to new extremes, and seem designed to mock the law-abiding majority, to signal that a new juristocracy is in charge and that the public has no choice but to suck it up. Writing in The Parasitic Mind: How Infectious Ideas Are Killing Common Sense, the Canadian psychologist Gad Saad provides my favourite explanation of how this madness has come about. Just like people’s physical brains can be hijacked by brain-worms, their bodies reprogrammed to serve the parasites’ interests, our minds can also be infected by “ideological neuro-parasites”. These “idea pathogens” – wokery, relativism, communism – can cause as much damage as the physical variety, and lead to an outbreak of “suicidal empathy” of the sort crippling Britain today. An ability to understand the feelings of others is useful, but in this case empathy is pushed to an extreme and weaponised against the host, namely Britain. Victims are tricked into self-sacrificial and self-destructive behaviour by the canny ideological parasites that have taken over their minds, as with seemingly intelligent immigration judges willingly granting asylum status to criminals on the flimsiest of grounds, impoverishing Britain further at a time when Rachel Reeves has already run out of money.

¿Qué pasó? ¿Cuándo finalmente perdimos la trama? ¿Cuándo decidió Gran Bretaña reemplazar nuestro experimento en democracia con una tiranía de los abogados de derechos humanos? No vi nada de esto en el manifiesto Tory o Labor. Los tribunales de inmigración también pueden estar trolleando al público; Sus fallos son incendiarios. A los palestinos que viven en Gaza se les ha otorgado el derecho de vivir en el Reino Unido a pesar de aplicar a través de un esquema en línea diseñado para ucranianos. Un criminal albanés ha escapado de la deportación en parte porque a su hijo no le gusta el "tipo de nuggets de pollo que están disponibles en el extranjero". A un paquistaní previamente encarcelado por delitos sexuales infantiles se le ha permitido permanecer en el Reino Unido porque sería "excesivamente duro" para sus hijos. Estas decisiones del Reino Unido empujan las restricciones de la CEDH a los nuevos extremos, y parecen diseñadas para burlarse de la mayoría respetuosa de la ley, para indicar que una nueva juristocracia está a cargo y que el público no tiene más remedio que absorberlo. Escribiendo en la mente parasitaria: cómo las ideas infecciosas están matando el sentido común, el psicólogo canadiense Gad Saad proporciona mi explicación favorita de cómo se ha producido esta locura. Al igual que los cerebros físicos de las personas pueden ser secuestrados por los gusanos cerebrales, sus cuerpos reprogramados para servir a los intereses de los parásitos, nuestras mentes también pueden ser infectadas por "neuro-parásitos ideológicos".Estos "patógenos de ideas" (wokery, relativismo, comunismo) pueden causar tanto daño como la variedad física y conducir a un brote de "empatía suicida" de la especie de Gran Bretaña hoy. La capacidad de comprender los sentimientos de los demás es útil, pero en este caso la empatía se lleva a un extremo y armado contra el anfitrión, a saber, Gran Bretaña. Las víctimas son engañadas en el comportamiento autacrificial y autodestructivo por los astutos parásitos ideológicos que se han apoderado de sus mentes, como con los jueces de inmigración aparentemente inteligentes que otorgan voluntariamente el estatus de asilo a los delincuentes por los terrenos más endeanos, empobreciendo aún más a Gran Bretaña en el momento en que Rachel Reeves ya se ha quedado sin dinero.