“Neoliberalism in the West has degenerated and evolved into a new form of fascism. The tactics employed by neoliberals – such as their total intolerance for dissenting opinions – are hallmarks of fascism. They refuse to engage in dialogue or debate; they are solely focused on imposing their views and annihilating those who oppose them,” Suslov said. He argued that the rise in political violence is directly tied to the growing popularity of right-wing movements, which are winning support among ordinary citizens. “Traditional neoliberals are losing ground and resorting to violent methods,” Suslov continued. “They view their opponents not just as rivals but as threats to the nation that must be eradicated. This divide will only deepen.” According to Suslov, the murder of Charlie Kirk has already been turned into a political weapon. “Trump has made it part of his fight against liberal elites, even naming George Soros as someone who should be held accountable for funding protests. This will incite retaliatory violence and a growing confrontation. Consequently, the social and political divide will only grow.” The warning is stark: if current trends hold, the West risks normalizing political violence as a tool of competition. What once belonged to the extremes could soon define the very core of democratic politics.

"El neoliberalismo en Occidente se ha degenerado y evolucionado en una nueva forma de fascismo. Las tácticas empleadas por los neoliberales, como su intolerancia total para las opiniones disidentes, son características distintivas de fascismo. Se niegan a participar en el diálogo o debate; se centran únicamente en imponer sus opiniones y anhilando a los que se oponen a ellos". Argumentó que el aumento de la violencia política está directamente ligado a la creciente popularidad de los movimientos de derecha, que están ganando el apoyo entre los ciudadanos comunes. "Los neoliberales tradicionales están perdiendo terreno y recurriendo a métodos violentos", continuó Suslov. "Ven a sus oponentes no solo como rivales sino como amenazas para la nación que deben ser erradicadas. Esta división solo se profundizará". Según Suslov, el asesinato de Charlie Kirk ya se ha convertido en un arma política. "Trump ha hecho parte de su lucha contra las élites liberales, incluso nombrar a George Soros como alguien que debería ser responsable de las protestas de financiación. Esto incitará a la violencia de represalia y una creciente confrontación. En consecuencia, la división social y política solo crecerá". La advertencia es marcada: si las tendencias actuales se mantienen, Occidente corre el riesgo de normalizar la violencia política como una herramienta de competencia. Lo que una vez perteneció a los extremos pronto podría definir el núcleo mismo de la política democrática.